Hoy que ha ganado la extrema derecha en Turingia y que hace 30 años de la llegada de la primera patera a Canarias hablaremos de un término poco conocido
Si una cosa nos queda clara después de 25 años de migración intensa en nuestro país es que ningún gobierno a hecho nada verdaderamente contundente para minimizar los efectos de un fenómeno de la migración irregular. Quizás sea por ello por lo que la opinión publica está virando hacia movimientos que minimizan la dificultad de encontrar una solución integral a un problema complejo, y que además es transversal, no solo a la sociedad, sino a los diferentes niveles de nuestra organización administrativa.
Y es aquí donde está la clave, porque cualquier solución tiene que salir de un pacto, y ser implementada por muchas gobiernos y niveles de gobierno al mismo tiempo. Es decir que se necesita justo lo que no tenemos ahora, consenso, amplitud de miras y sobre todo un proyecto de país mas allá de los intereses de cada partido. Y Sino fíjense lo que está pasando con el reparto de los menores que están siendo atendidos en condiciones muy deplorables y alejadas del espíritu de la protección a la infancia en Canarias.
Porque los efectos de la migración descontrolada se saben, (yo mismo he participado en alguna comparecencia en el Senado) pero aún así la migración está fuera del debate político central, y no encuentra eco en los medios de comunicación, al contrario que en la calle…y por eso se acaba votando a los que sólo están diciendo, “Eh, mirad lo que pasa con esto”, apuntando así con el dedo.

Porque la migración es uno de los desafíos de nuestra sociedad, no se puede obviar, está en nuestras calles, en nuestros parques, cuidan de nuestros mayores, nos sirven en las cafeterías…. y no cabe duda, el no hacer nada es quizás lo peor que se puede hacer, porque crea una cosa que Edgar Allan Poe, conocía muy bien, el miedo, ya que creía que el verdadero miedo no provenía del peligro en sí, sino de las consecuencias que este podía tener.
Necesitamos un cambio de paradigma, donde quede claro que la forma de entrar de manera irregular en nuestro país no sale gratis, pero que a la vez podamos poner estrategias en marcha para hacer frente, también con la migración, a dos de desafíos de nuestra sociedad como es la balanza demográfica y el envejecimiento.
Si, sé lo que están pensado, son políticas muy largoplacistas, que no tiene cabida en la política actual del reel y del tweet cotidiano…una política miope que acabará por echar a los que ahora están sentados en cargo de responsabilidad, por otros que solo saben señalar con el dedo, eso sí con razón, pero que sólo saben hacer eso.
El síndrome de estafermo, proviene del italiano «stà» y «fermo» (‘está firme’ o ‘está quieto’), aludiendo a ese maniquí con figura de hombre con armadura que se utilizaba en la Edad Media para entrenamiento de la caballería y que se llevaba todos los golpes en los entrenamientos para los torneos.

*Medusa petrificada al ver su reflejo en el espejo de Perseo. Obra de Caravaggio
Así están algunos políticos de nuestro país con respecto a la migración, quietos sin hacer nada, esperando que escampe una tormenta que no solo lleva 5 décadas sin parar, sino que parece que aprieta. Unos representantes públicos que solo saben seguir ampliando con dinero público unos recursos y unos desplazamientos, en una especie de política de la patata caliente, que genera inseguridades en territorios donde de repente empiezan a ver a aparecer migrantes ocioso y sin rumbo certero.
Pues ojo a lo que los alemanes llaman el Zeitgeist, una expresión en ese idioma significa el espíritu (Geist) del tiempo (Zeit) y que se refiere al clima intelectual y cultural de una era o de un tiempo, que parece que se arranca con armadura brillante y se precipita, lanza en ristre, a golpear al maniquí de los políticos tradicionales y sacarlos de una lanzada de al menos 800.000 vostos de sus cargos electos.

La migración es un desafío complejo, con muchos agentes implicados y tres leyes al menos que actúan diversificando la casuística de los derechos y las obligaciones de estas personas. Hacer reformas puede conllevar dimisiones y sino que se lo digan a la exprimer ministro francesa Elisabeth Borne, pero él no hacerlo también traerá consecuencias.
Tenemos buenas practicas de trabajadores que viene, realizan un trabajo, ganan un dinero y tienen impacto en sus países de origen y que después se vuelven sin tener que arriesgar su vida en ninguno de los dos viajes. Apostemos por la migración circular, apostemos por hacer algo.
Comments