Nuestra revista intercultural Ruta Mediterránea se centra en los nombres de los sitios para hacer un llamamiento sobre las civilizaciones que nos precedieron.
Uno de los argumentos en los que se centran el racismo es el derecho sobre la tierra, sobre los lugares que habitamos y que negamos a otros que vinieron o nacieron en otros lugares. Sin embargo nuestro propios topónimos, esos nombres propios que se le atribuyen a un lugar, región o país, nos hablan de otras civilizaciones, otras culturas que nos precedieron, como si de alguna manera ese derecho sobre la tierra, sobre un lugar, o sobre un pais, no nos correspondiera, y sobretodo nos hablará de que nuestra Andalucia es heteregénea y rica gracias a todos esos que vieron desde tan lejos.

En definitiva, la toponimia nos habla de lo que somos, de lo que hemos llegado a ser gracias al sustrato de tantos otros pueblos y civilizaciones que nos han precedidos.
Los lugares que habitamos son los mismos sitios donde otros hicieron hazañas prodigiosas, lucharon por los suyos, construyeron edificios asombrosos que ahora se visitan y son nuestra fuente de riqueza, o de aquellos que nos dieron esa forma de ver el mundo y esa alegría que no encontramos en muchas partes del planeta

Los nombres de nuestras ciudades y pueblos nos habla de algo que no debe olvidarse, que somos lo que somos porque otros pueblos vinieron a visitarnos, a mezclarse en nuestra sangre, como ahora vienen otros de América y de Africa a intentar buscarse un futuro más digno en nuestra tierra. Hoy Ruta Mediterránea viaja al epicentro de lo que somos recordando esas palabras que son tan nuestras, las de nuestras ciudades y de nuestro pueblos
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